sábado, 24 de marzo de 2012

LA FAMILIA DE UNA NIÑA ENFERMA DE CÁNCER PIDE AYUDA ECONÓMICA.

La solidaridad tiene nombre en Plasencia. El de la pequeña Mireya. Una niña de nueve meses, hija de Yolanda y Óscar, ingresada desde mediados de febrero en el hospital Materno Infantil de Badajoz, aquejada de un cáncer de alto riesgo que le afecta al hígado y a la médula.
La profunda mirada que muestra en el cartel con el que la familia solicita la ayuda económica para poder cubrir los gastos que el desplazamiento origina a sus progenitores habla por sí sola. Se trata de la campaña solidaria que los familiares de la pequeña han puesto en marcha con el fin de echar un cable a los padres, ambos sin trabajo, que les permita poder afrontar los gastos que les suponen los viajes o la estancia en Badajoz.
«Los dos estamos en el paro y todo esto de estar fuera de casa nos supone un gasto porque, aunque estemos en el piso de la Asociación Oncológica y a mí me den la comida, mi marido va y viene y seguimos con el piso de Plasencia, porque él tiene que buscar trabajo», explica Yolanda, madre de Mireya. Sus padres la relevan los fines de semana para que recupere fuerzas y desconecte.
Por eso, para socorrer la asfixiante situación económica, la familia de ella decidió pasar a la acción, abrió una cuenta en Caja Extremadura y repartió huchas y carteles informativos por establecimientos de barrios como Miralvalle, San Miguel, El Pilar, Rosal de Ayala, Centro o por diversas poblaciones del norte con la colaboración de los moteros, explica un familiar. La llama de la solidaridad ha prendido también en entidades como la Asociación de Amas de Casa que colaboran junto a Protección Civil, Asociación Solidaridad Ciudadana y otros establecimientos en la Marcha Solidaria de Ayuda a Mireya Santos León.
Tendrá lugar el 22 de abril a las 16.00 y partirá de Los Pinos hasta el Puerto. Los participantes dan una aportación de tres euros. Las papeletas para inscribirse se recogen en Almacenes Placentinos, de Sor Valentina Mirón 19, por las tardes y el día de la marcha, en la salida.
Yolanda pasa las semanas en Badajoz, aislada con la pequeña en la habitación inmune en la que recibe el tratamiento de quimioterapia, en el que los familiares tienen puestas todas las esperanza. «Va todo bien, acaba de empezar y esperamos que todo siga igual, porque esperanzas tenemos muchas», dice la madre.
Una vez acabada esta, explica, vendrá la cirugía para extirpar el tumor y después el transplante de médula en un hospital de Madrid. La radioterapia y el tratamiento posterior marcan la hoja de ruta de la vida de la menor y de su familia. «A mí no me gustaría hacer esto, pero no me queda otra porque no tengo medios», dice Yolanda cuando se le pregunta por la campaña de ayuda. Y agredece, con entereza, la colaboración y apoyo.

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